Claves de la rentabilidad
Si hablamos de industrias, la distribución y la logística son la sangre sobre la cual gira todo el sistema. Ambos factores se convierten en determinantes de los principales indicadores de productividad (como la rentabilidad) y de optimización de recursos. Desde la perspectiva actual en la que existen diversos problemas, las empresas se ven con un menor margen de acción y de utilidades; por ende las áreas de logística y distribución deben ser manejadas de una manera muy eficiente.
Visto desde esa perspectiva, las organizaciones requieren tener talento muy bien preparado y personal altamente calificado dentro de estas tareas. Ya no se puede pensar en estas áreas como el bodeguero y el chófer de camión que lleva los productos de un lado a otro, sino que ahora debemos hablar de todo un engranaje que involucra a todos los niveles velando por esta función que es determinante en la rentabilidad de los negocios. La cadena de distribución y abastecimiento parte en muchas ocasiones desde plantaciones propias o plantas de producción, hasta el consumidor final. Ahora bien, las organizaciones modernas lo están viendo desde otra perspectiva, se ha invertido la cadena. Hoy los determinantes de la composición de esta cadena de abastecimiento toman como base al consumidor final. En función de satisfacer sus necesidades, se van creando los recursos necesarios para proveerle lo que desea dicho consumidor y hacerlo de manera eficiente. Debemos entregar al consumidor no sólo el producto que requiere, sino además el tipo de empaque, la presentación y la cantidad que le gusta. Debemos saber también dónde lo va a adquirir y en cuánto tiempo lo necesita. En función de esas necesidades se va desagregando hacia atrás la cadena de abastecimiento para darle lo que necesita y satisfacer sus gustos y preferencias.
Disponibilidad
Una empresa no puede darse el lujo de no tener un producto determinado. Estos desabastecimientos están determinados por la falta de coordinación y trabajo conjunto entre el suplidor y el cliente. Actualmente, lo que se busca es que en el modelo de gestión exista una sociedad entre el proveedor y el canal de venta. Que sean creativos en las soluciones de trabajo, de tal manera de que sea una relación abierta, donde compartan información y recursos; y que al fin y al cabo el consumidor tenga a su mano lo que anda buscando en los canales de venta. Por ejemplo si una empresa de vestir no recibe la cantidad esperada de su proveedor de un país determinado, simplemente se abastece de otro. Hay industrias, como la avícola por ejemplo, donde debe haber una planificación con muchos meses de antelación en la obtención del producto final (carne, embutidos, huevos), para que el consumidor cuente con su desayuno completo diariamente. La distribución es una cadena, formada por eslabones, si se pierde o quiebra un eslabón, se pierde toda la cadena, pues es una secuencia. En la medida en que las empresas conozcan la certeza de cada uno de los eslabones (fases), está en posición de ser rentable y eficiente a la hora de ejecutar su labor.
Hay que concientizar a las organizaciones de tres cosas fundamentales: una es que en la medida que no se compartan información y talento no se podrá competir en el mundo globalizado de hoy; dos, si no se les agregan bien las fases de la cadena de abastecimiento, ni se conoce a profundidad las peculiaridades que tienen esas fases dentro de la cadena total, es muy probable que no logremos detectar las ineficiencias dentro del proceso; y tres, la innovación en el modelo de gestión va más allá del producto. De nada nos sirve modificarlo, si en la cadena de abastecimiento estamos fallando; el modelo de gestión no considera muchos factores que nos hacen ser más ineficientes, no alcanzando los logros que buscamos de rentabilidad, de servicios y de eficiencias en términos generales.
Análisis del consumo
Uno de los puntos que en que debemos poner muchísima atención es en saber qué tan profundos somos en el análisis de la producción y qué tanto conocemos al consumidor. Además, hay que ser consecuentes cuando vemos en una góndola de un supermercado un producto nuestro vencido, debemos saber si estamos entregando más de lo que ese supermercado requiere realmente o si el producto definitivamente no tiene rotación. Un producto vencido es una respuesta del consumidor hacia lo que ofrecemos, por lo tanto debe haber una mayor profundización del análisis y coordinación, además de ser insistentes en compartir información entre el suplidor y el cliente. Esto marca la diferencia entre ser eficientes y rentables o tener fracasos. La industria de por sí es la que nos va a determinar el recurso necesario. A nivel de distribución se están rompiendo paradigmas en la definición del tipo de producto que se tiene. Por esta razón debemos ser creativos, de tal manera que podamos maximizar con los productos que manejamos. No nos referimos con esto a minimizar costos, sino a maximizar ahorros, lo que se refiere a la línea de ingresos que hay que mantener la atención sin sacrificar el objetivo o meta que buscamos. En economías como la nuestra tenemos que ser muy eficientes para poder captar las oportunidades, que son limitadas, y que forman parte de la realidad con la que tenemos que vivir en las organizaciones. A nivel de distribución no hay nada escrito, hay condiciones que varían según el tipo de empresa o producto que se trate.
Fuente: Gestión